lunes, 22 de febrero de 2010

Resistenca Indígena en La Araucana, de Alonso de Ercilla (fragmentos)


Chile, fértil provincia y señalada
en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a estranjero dominio sometida.

[…]


Una batalla

Al valeroso espíritu, ni suerte
ni revolver de hado riguroso
le pueden presentar caso tan fuerte,
que le traigan a estado vergonzoso.
Como ahora a Villagrán, que con su muerte
(no siendo de otro modo poderoso)
piensa atajar el áspero camino
a donde le tiraba su destino.

Sus soldados, el paso apresurando,
en confuso montón se retrujeron,
cuando en el nuevo y gran rumor mirando
a su buen capitán en tierra vieron.
Solos trece, la vida despreciando,
los rostros y las riendas revolvieron,
rasgando a los caballos los ijares
se arrojan a embestir tantos millares.

Con más valor que yo sabré decillo
el pequeño escuadrón ligero cierra,
abriendo en los contrarios un portillo
que casi puso en condición la guerra;
rompen hasta dó el mísero caudillo
de golpes aturdido estaba en tierra,
sin ayuda y favor desamparado,
de la enemiga turba rodeado.

Todos a un tiempo quieren ser primeros
en esta presa y suerte señalada,
y estaban como lobos carniceros
sobre la mansa oveja desmandada,
cuando discordes con aullidos fieros
forman música en voz desentonada,
y en esto los mastines del ejido
llegan con gran presteza aquel ruido.

Así los enemigos apiñados
en medio al triste Villagrán tenían,
que, por darle la muerte embarazados
los unos a los otros se impedían;
mas los trece españoles esforzados
rompiendo a la sazón sobrevenían
de roja y fresca sangre ya cubiertos
de aquellos que dejaban atrás muertos.


Muerte de Pedro de Valdivia


De dos en dos, de tres en tres cayendo,
iba la desangrada y poca gente;
siempre el ímpetu bárbaro creciendo
con' el ya declarado fin presente :
fuese el número flaco resumiendo
en catorce soldados solamente :
que constantes rendir no se quisieron
hasta que al crudo hierro se rindieron.

Sólo quedó Valdivia acompañado
de un clérigo que acaso allí ve
y viendo así su campo destrozado,
el mal remedio y poca compañía,
dijo: pues pelear es excusado,
procuremos vivor por otra vía :
pica en esto al caballo á toda prisa,
tras él corriendo el clérigo de misa.

Cual suelen escapar de los monteros
dos grandes jabalís, fieros, cerdosos,
seguidos de solícitos rastreros,
de la campestre sangre codiciosos :
y salen en su alcance los ligeros
lebreles irlandeses generosos ;
con no menor codicia y pies livianos,
arrancan tras los míseros cristianos.-

Tal tempestad de tiros, señor, lanzan,
cual el turbión que granizando viene:
en finí á poco trecho los alcanzan,
que un paso cenagoso los detiene:
los bárbaros sobre ellos se abalanzan,
por valiente el postrero no se tiene:

murió el clérigo luego, y maltratado
trujeron á Valdivia ante el senado.

Caupolican gozoso en verle vivo,
y en el estado y término presente,
con voz de vencedor y gesto altivo
le amenaza y pregunta justamente:
Valdivia como mísero cautivo
responde, y pide humilde y obediente
que no le dé la muerte, y que le jura
dejar libre la tierra en paz segura.
Cuentan que estuvo de tomar movido
del contrito Valdivia aquel consejo;
mas un pariente suyo empedernido,
á quien él respetaba por ser viejo,
le dice: ¿por dar crédito á un rendido,
quieres perder tal tiempo y aparejo?
y apuntando Valdivia en el cerebro,
descarga un gran bastón de duro enebro.
Como el dañoso toro que apremiado
con fuerte amarra al palo está bramando-"*
de la tímida gente rodeado,
que con admiración le está mirando:
y el diestro carnicero ejercitado
el grave y duro mazo levantando,
recio al cogote cóncavo desciende,
y muerto estremeciéndose le tiende;

Así el determinado viejo cano
que á Valdivia escucha con mal ceño,
ayudándose de uno y otra mano,
en alto levantó el ferrado leño:
no hizo el crudo viejo golpe en vano,
que á Valdivia entregó al eterno sueño,
y en el suelo con súbita caída
estremeciendo el cuerpo dio la vida.

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